Normalmente se comienza la sesión con un espacio de reflexión grupal, en el cual cada persona que quiera puede traer y hablar de experiencias y reflexiones relacionadas con las vivencias de la sesión anterior o su momento actual.

Después comenzamos con una ronda y hay diferentes propuestas mediante las cuales se genera un espacio de confianza y seguridad para podernos expresar con autenticidad. Es un espacio para movernos, escucharnos y sentirnos viv@s.

Los primeros ejercicios promueven la vitalidad, estimulan la conexión con la alegría y se trabaja a través del ritmo y músicas más activas. Mientras que el segundo bloque de ejercicios son una propuesta de movimientos más lentos y melódicos que promueven la relación afectiva con uno mismo, con el otro y con el grupo.

No hay una manera buena o mala de danzar, cada uno danza libremente. Es una invitación a conectar con uno mismo y con el otro.

Como metodología, la Biodanza es un sistema terapéutico, pedagógico y vivencial que favorece la expresión saludable de la identidad, estimula el desarrollo de la afectividad y la adquisición de nuevos aprendizajes. La Biodanza facilita la abertura y la receptividad, y prioriza el respeto a la vida en todas sus formas, estimulando una actitud de cuidado que se basa en el amor, la tolerancia y la empatía.